martes, 21 de julio de 2009

Las palabras sanadoras del médico

Algo que me llama mucho la atención del mundo en que me muevo es la confianza ciega que muchos pacientes nos tienen. Me explico: un paciente recién operado comienza a manchar sus apósitos, cosa que es completamente normal salvo cuando la sangre gotea. El familiar llama corriendo a la enfermera para que avise "al médico de guardia", que su madre-padre/hija-hijo/esposo-esposa está muy agobiada-o (siempre teniendo en cuenta a los miembros y miembras) porque "está sangrando mucho" y le duele un montón. La enfermera (que por lo menos en mi planta es excepcional cualquiera de ellas) le dice que eso es normal, que siempre mancha algo tras la intervención y que le va a poner rápidamente un calmante. Tras un rato, la familia vuelve a avisar, esta vez con más insistencia. Como resultado tenemos una llamada al médico de guardia que siempre maldice en mayor o menor medida pero que, lógicamente, como es su deber, va a ver al paciente y a su familia. Sólo con entrar por la puerta, los dolores se calman e incluso los apósitos se limpian. Unas cuantas palabras de tranquilidad y la misma explicación que le ha dado la enfermera son suficientes para que el tono semiamenazador que presentaba la familia (por lo que nos cuenta la enfermera) no haga acto de presencia.


La pregunta que surge a mi mente es si la familia confiaría lo mismo en nosotros si nos vieran alguna vez en los diferentes eventos lúdico-festivos que reúnen a los médicos...

La siguiente foto fue tomada en uno de esos eventos lúdico-festivos. En la imagen un servidor con su R-chico